Las Residencias de Ancianos

Residencias: ¿opción adecuada?

Con el paso de la edad, nuestros mayores se hacen más dependientes y necesitan mucha más ayuda. Aunque está claro que no hay nada como el amor y el cariño de un ser querido, la falta de tiempo o de recursos de los familiares para atender las necesidades de las personas mayores, o la carencia de parientes cercanos que puedan hacerse cargo de los problemas de dependencia de los ancianos pueden llevar a la necesidad de buscar atención más allá del núcleo familiar o de la red de amistades.

Las residencias para mayores están abiertas para acoger a personas generalmente a partir de los 65 años, aunque algunas comunidades autónomas en sus normativas de servicios sociales permiten el ingreso de personas por debajo de los 60 años, siempre que cumplan unos requisitos. No obstante la realidad es otra: el perfil de quienes entran a vivir en una residencia en España suele ser mayores de 80 años, aunque la edad en sí nunca es el factor definitivo como sí lo es la dependencia.

Hay diversos casos para elegir una residencia: necesidad de compañía, problemas de salud y necesidad de asistencia médica, dependencia, deterioro por el paso de la edad, personas con procesos sociosanitarios complejos que necesitan atención y cuidados las 24h del día, personas con problemas sociales importantes que no disponen de familia ni de ingresos y que necesitan una integración social. No obstante, también pueden vivir en este tipo de hogares para mayores personas de edad avanzada que pueden valerse por sí mismos pero que, por diversas circunstancias, no es posible que residan en su propia casa o que permanezcan con algún pariente o amigo.

En cualquier caso, no hay nada que temer puesto que estos centros son un buen lugar para que vivan las personas mayores, sean dependientes o no. Un lugar donde reciben los cuidados médicos adecuados, donde mantienen/desarrollan una vida social, y donde participan en actividades divertidas que estimulan sus capacidades físicas y cognitivas.

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